
Entre las complicaciones de la diabéte, el pie diabético representa una afección debilitante crónica grave, sostenida tanto por el daño a los vasos sanguíneos (alimentado por el estrés oxidativo) como a los nervios (neuropatía diabética) en las extremidades inferiores.
Los déficit sensoriales típicos en el pie diabético (no sentir dolor o no percibir estímulos tácticos) con frecuencia se asocian con una fragilidad de la piel del pie, lo que predispone los tejidos a la contaminación microbiana (hongos plantares o de las uñas) y, en los casos más graves, a la ulceración.
Para reducir el impacto del pie diabético, se necesita una estrategia que incluya prevención, educación de pacientes y personal de atención médica.
El tratamiento multidisciplinario debe implementarse en la fase pre-ulcerativa y consiste en una serie de reglas fundamentales para prevenir la aparicion de todas las enfermedades relacionadas con el fenómeno del pie diabético.
A continuación se presentan las 10 reglas básicas para el cuidado preventivo del pie diabético:
1- inspeccionar y lavarse los pies diariamente;
2- controlar la temperatura del agua con el codo o el termómetro;
3- secar ben y con cuidado, eventualmente con un secador de pelo;
4- no usar zapatos que sean demasiado apretados y cámbialos todos los días;
5- hidratar los pies con cremas específicas;
6- no usar silbatos ni herramientas afiladas para eliminar callosidades;
7- cortar las uñas con tijeras de punta roma, y redondear con lima de cartón;
8- no caminar descalzo;
9- evite las fuentes de calor directas (botellas de agua caliente, radiador, chimenea, etc.);
10- busque zapatos cómodos con puntas redondeadas y tacones que no excedan los 4 cm.
El Podólogo conoce métodos terapéuticos, aplicádos tópicamente, capaces de determinar una acción antioxidante, emoliente y normoepitelizante para la prevención de alteraciónes cutáneas, vasculares y nerviosas del pie diabético.
Pide consejo a tu Podólogo.